Una mujer (31M) descubre que su esposo (32M) ha estado matando intencionalmente sus queridas plantas de interior, algunas de las cuales tienen valor sentimental y económico, añadiendo lejía al agua de fertilizante que ella prepara.
A pesar de su tranquila confrontación, él no ofrece disculpas ni una explicación clara de sus acciones. Sintiéndose traicionada y cuestionando su seguridad, se debate entre buscar terapia para reparar la relación o terminarla por completo.
Tengo muchísimas plantas de interior, incluso algunas bastante caras, regalos de mi hermana. En los últimos 6 meses, al menos un tercio de mis plantas han muerto. He tenido plantas de interior toda mi vida debido a la afición de mi difunta madre por ellas, y sé mucho de plantas.
La muerte de las plantas no parecía estar relacionada con la falta de luz, el riego irregular, la falta de nutrientes, ¡ni siquiera con la pudrición de las raíces! Simplemente murieron de repente. Intenté no dejarme afectar demasiado porque las plantas se mueren, y no era ninguna de las caras, hasta ahora.
Mi hermana me regaló una monstera Albo de 5 hojas con raíces para mi cumpleaños hace dos meses. Era preciosa. Esta mañana lloré muchísimo al desmaquillarla y mirar las raíces. Estaba observando con atención la planta y las raíces para ver si su muerte se debía a alguna plaga, y fue entonces cuando noté un olor.
Olí la tierra para macetas y olí a lejía. La única persona adulta en casa con acceso ilimitado y sin ser vista es mi esposo.
No pude hablar con él durante varias horas, pero cuando pude hablar con él, le pregunté con mucha calma pero directamente si les había hecho algo a mis plantas.
Al principio lo negó. Le dije que olía a lejía en la tierra para macetas de la Albo que me había regalado mi hermana y que el único que podía haberla puesto era él, y cedió. Dijo que estaba echando pequeñas cantidades de lejía en los recipientes de agua para fertilizante que preparo. Empecé a llorar.
Le pregunté por qué, ¿por qué harías esto? Sabes que me encantan estas plantas, ¿por qué las destruirías? Ni siquiera me respondió ni se disculpó. La confianza que tenía en él se ha esfumado por completo.
Creo que quizá la terapia nos ayude, pero él fue quien lo hizo, y yo sería quien tendría que organizarla. Mi parte enojada solo quiere terminar con esta relación. Sé que puede parecer exagerado, ya que estamos casados y tenemos un hijo en común, pero ahora siento que no estoy segura con mi esposo.
Echa un vistazo a los comentarios de otros usuarios:
bluestjordan − No conozco a tu pareja. Ojalá sí… Pero ten mucho cuidado… Quizás quieras leer esto.
Liu1845 − ¡Rayos! Yo me preocuparía por lo que le pone a *mi* *café*.
texaspopcorn424 − Qué raro. ¿Como si no tuviera ninguna explicación? ¿¿¿Ninguna razón?? ¿Se esforzó a propósito para hacerte daño? Parece que tiene problemas muy serios.
princess_ferocious − Qué inquietante. No se me ocurre ninguna razón para matar tus plantas que no sea espeluznante, controladora o insalubre. Parece que le molesta el tiempo o la atención que les dedicaste, ¿tal vez?
Yo tampoco creo que me sentiría segura con él, ni con tu hijo cerca. ¿Hay algún lugar seguro al que puedas ir un rato mientras intentas averiguar si quieres salvar la relación?
Predatory_Chicken − Nadie *CASUALMENTE* le da lejía a un ser vivo a menos que tenga la intención de dañarlo. Mató tus plantas a propósito. No se me ocurre ni una sola razón por la que lo hiciera que lo haga rescatable como persona o pareja… Algo le pasa.
Edito: Mucha gente menciona maneras en las que, en entornos muy controlados, la lejía puede ser segura o beneficiosa para los seres vivos. Creo que es obvio que no es el caso, pero aun así es interesante.
VexBoxx − Mi cerebro: las plantas fueron un ensayo general.
Cat_o_meter − No estás a salvo. Tu hijo tampoco. Es un sádico.
pinkflamingo1404 − No creo que estés exagerando; esto es realmente psicótico (y muy perturbador).
_WitchoftheWaste − Vio algo que te encantaba y quiso matarlo. Es una putada, lo siento… Ah, y vigílalo cuando esté con tu hijo.
FatSadHappy − Está celoso. Sí, de una forma extraña y controladora, no quiere compartir la atención. Ya ha demostrado lo mucho que puede llegar a ser. Yo planearía una huida segura. En silencio y con cuidado.